jueves, 15 de marzo de 2012

Monseñor Thomas Wenski habla sobre la visita del Papa a Cuba




El arzobispo de Miami Thomas Wenski defendió el miércoles a la Iglesia de Cuba, que ha sido criticada por su falta de apoyo a la disidencia, y no descartó que el Papa Benedicto XVI llegue a reunirse con los opositores en la isla.
“Si el Papa va a reunirse o no con los disidentes, no lo sé”, dijo Wenski. “Pero yo diría que no sería muy astuto de parte del Papa anunciarlo en público porque el gobierno sería capaz de apartarlos y llevarlos a 500 millas de distancia de donde se encuentre el Papa”.
Agregó que la Iglesia de Cuba no ha puesto a los opositores del gobierno bajo su manto porque ése no es su papel.
“Históricamente, la Iglesia no adoptó a todos los disidentes porque no hubiera podido saber quiénes eran realmente disidentes y quiénes eran infiltrados”, afirmó durante un encuentro editorial con El Nuevo Herald y The Miami Herald.
A menos de dos semanas de la llegada de Benedicto XVI a la isla, Wenski se mostró optimista sobre la visita y dijo que podría servir para fomentar el florecimiento de una sociedad civil.
“Lo que la Iglesia realmente quiere, lo que todo el mundo quiere, es un aterrizaje suave en la transición, como en Polonia, no Rumanía”, explicó. “Hay tanto potencial de rencores que se necesita una reconciliación”.
Wenski siempre ha querido mantener un vínculo muy cercano entre la Iglesia en la isla y la de la Florida, que cobija a cientos de exiliados. Por eso encabezará una peregrinación de católicos del sur de la Florida que se unirán al viaje del Santo Padre con motivo del Año Jubilar Mariano 2012 por los 400 años del hallazgo de la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre, en las aguas de la Bahía de Nipe.
Miembros de la disidencia interna y organizaciones de exiliados han expresado preocupación de que la visita del Papa sirva solamente para legitimizar al gobierno de Cuba y consideran que ésta hará poco o nada para mejorar la situación de los derechos humanos.
Un destacado disidente, Guillermo Fariñas, Premio Sajarov del Parlamento Europeo 2010, solicitó que el Papa se reúna con los disidentes, periodistas y blogueros independientes, entre otros, y abogue por la libertad de los presos políticos, el cese de las golpizas y el derecho de los ciudadanos a entrar y salir de Cuba. Más de 750 opositores firmaron una carta con el mismo propósito.
Wenski dijo desconocer si el Papa responderá a esta solicitud. Pero destacó que los opositores fueron recibidos recientemente por representantes de la Nunciatura Apostólica en Cuba.
El arzobispo de La Habana, cardenal Jaime Ortega Alamino, jugó un papel clave en la decisión del gobernante Raúl Castro de liberar a más de 115 presos políticos en el 2010, así como en lograr una disminución del acoso a las Damas de Blanco por parte de turbas organizadas por el gobierno en la primavera del 2010.
Pero voces disidentes fuera y dentro de la isla han criticado a la Iglesia por no haber hecho suficiente. Wenski está en desacuerdo.
“La Iglesia ha tomado riesgos. A veces ha sido criticada por tomar riesgos y otras veces por no tomar riesgos” dijo. “Pero debe ser cautelosa porque no puede saber realmente si alguien es disidente o infiltrado”.
El arzobispo se refirió a la ola represiva del 2003 conocida como la Primavera Negra. En ese entonces, la detención de periodistas independientes y activistas de derechos humanos fue antecedida por la revelación de decenas de agentes infiltrados en sus filas. Los testimonios de los agentes sirvieron a los fiscales para condenar los disidentes.
Wenski señaló que había sostenido conversaciones con las autoridades norteamericanas de inmigración porque los disidentes que fueron desterrados a España habían comenzado a llegar al sur de la Florida y no estaban recibiendo el estatus de refugiados. Eso los ha puesto en un limbo legal que no les permite recibir ayuda económica, agregó.
Wenski también censuró una nueva política de la administración del Presidente Barack Obama sobre el control de la natalidad, que en principio exigía a las instituciones religiosas proporcionar a sus empleados anticonceptivos gratuitos a través de los planes de seguro médico.
Una tormenta política a raíz de la decisión llevó a Obama a enmendar dicha política. Ahora los empleadores de organizaciones religiosas como las diócesis no tendrán que abonar por el control de natalidad, sino que serán las compañías de seguros las responsables directas de suministrar la anticoncepción gratuitamente.
Wenski afirmó que esta política obliga a los obispos a violar las enseñanzas de la Iglesia y sus arraigadas creencias contra la anticoncepción.
“Es una incursión en la libertad religiosa”, concluyó.

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