miércoles, 11 de abril de 2012

OPINIONES: What Pope Benedict Got Wrong in Cuba


As a Catholic, I need to deal with Pope Benedict differently than non-Catholics. If he says he is convinced that freedom and genuine respect for human rights will naturally stem from the spiritual benefits that the Church has to offer this suffering world, I need to believe that he is sincere, even as he befriends Caesar and publicly ignores those oppressed by him. But I don’t have to agree with his strategy.



jueves, 5 de abril de 2012

El Papa y el sabelotodo


La ignorancia es audaz. Abundan en Miami fanáticos del béisbol que jamás jugaron, pero que se creen mejor preparados para pilotear a los Marlins que Fredy, Edwin, Ozzie o el manager que sea.


Hay munícipes miamenses que no han sido ni conserjes en una oficina pública, pero que sabrían gobernar el país mejor que Bush, Obama o el que venga detrás.


No faltan individuos que ni tienen presupuesto familiar ni logran balancear su cuenta bancaria, pero que manejarían la economía del país mejor que el Presidente del Banco Federal.


Pululan aquí sujetos sin idea de Teología, Derecho Canónico, Historia de la Iglesia, Sagrada Escritura, y Derecho Diplomático, pero que pastorearían la Iglesia mejor que Pío XII, Juan Pablo II, Benedicto XVI o el que sea. 


Últimamente proliferaron sumos pontífices por todo Miami, dictándole “infaliblemente” al Papa lo que debía hacer y decir en Cuba.


Ya pasó el viaje, y el Visitante no contentó a todos; tampoco Jesucristo. Quedaron contentos quienes captaron las implicaciones socio-político-económicas de su mensaje sobre “la verdad que hace libres”, la necesidad de cambios, así como sus oraciones por los presos y su mención al marxismo como inoperante. Descontentos quienes esperaban que los augustos labios del Pontífice profiriesen proclamas 
estridentes e incendiarias contra los gobernantes “de facto”.
Ahora que el viaje es historia, esperemos que los Papas del patio cuelguen el hábito por un tiempito.



Eduardo M. Barrios, S.J.













































.

Eduardo M. Barrios, S.J.
Miami

Read more here: http://www.elnuevoherald.com/2012/04/04/v-print/1169688/el-papa-y-el-sabelotodo.html#storylink=cpy

miércoles, 4 de abril de 2012

¿PATENTE DE CORSO?


Conchita Giro



MIAMI, 4 de abril 2012


Si interpretamos el término ¨patente de corso¨ con licencia poética, podríamos aplicarlo a la actitud que ha asumido el gobierno cubano contra la disidencia durante y después de la visita de SS Benedicto XVI a Cuba.

Al parecer el régimen de los Castro percibe que ha recibido una patente de corso de parte de la Iglesia Católica para reprimir aún más a la disidencia interna en Cuba.  Si leemos las noticias aparecidas en los diferentes medios de prensa, además de los videos transmitidos por televisión, es evidente que ese es el mensaje que transmite el gobierno.

Si la Iglesia asume una actitud defensora de la disidencia y se enfrenta al gobierno, puede perfectamente sufrir la misma persecución y abuso que sufrió a principios de los años 60.   La situación es sumamente compleja.

La labor que hace la Iglesia Católica en Cuba, a nivel de pueblo, es una labor maravillosa.  No solamente ayuda espiritualmente a todo el que lo necesite, sino también provee alimentos y medicinas en la medida de lo posible a los necesitados.  Además, en algunas ciudades han podido abrir centros de entrenamiento técnico para ayudar a la superación de los ciudadanos, sin importarle su credo o procedencia.  Debemos seguir ayudándolos.

Mientras más fuerza pueda ganar la Iglesia Católica dentro de Cuba, a más personas podrá ayudar.  De ningún modo debe perder el poquísimo espacio que ha ganado a través de casi cincuenta años, sino que poco a poco debe ir ganando más.  

Hay que comprender que el régimen seguirá reprimiendo a todo aquel que se le oponga porque los gobernantes tienen miedo.  Si, miedo a un levantamiento popular causado por el descontento y la necesidad de la población.  Ahora están aprovechándose de esa ¨patente de corso¨ que creen haber recibido de la iglesia.  El tiempo dirá si esa situación se vira en su contra, cuando el pueblo se canse de sus atropellos y desmanes.  Quizás la situación de la represión interna tendrá que llegar a niveles insospechados para que el pueblo reaccione y diga ¨Basta Ya.¨  Cuando llegue ese momento, ni la patente de corso que creen tener les servirá para nada.


Penurias de la iglesia en el interior de Cuba

Publicado el miércoles 04 de abril del 2012
Kevin G. Hall



 
Feligreses de la parroquia Cristo Rey frente al edificio de madera de
la iglesia, en un distrito pobre de la ciudad de Santiago de Cuba,
el pasado 24 de marzo de 2012.

Después de dos visitas papales, el apoyo a los sufridos cubanos es cada vez mayor por parte de la Iglesia Católica Romana, mientras que el apoyo del Partido Comunista que gobierna a esta nación insular puede ser descrito como un tanto reticente en el mejor de los casos.

Los sacerdotes del interior de Cuba, lejos de las grandes ciudades de La Habana y Santiago, dicen que sigue siendo casi imposible operar con una apariencia de normalidad. No se pueden acercar al tipo de servicios eclesiásticos o de difusión evangélica que son comunes en el resto de Latinoamérica.
Hay una tensión sobre lo que en cualquier otra parte de las Américas no se cuestiona: si se ven obligados a celebrar la misa en la ruinosa casa de alguien, o si los agentes del gobierno se les sientan en los sermones para mantener bajo control lo que se dice desde el púlpito.

“Este lugar está en cero en lo que a mí respecta”, dijo el Rev. Alberto Reyes, un párroco de 44 años de edad en la ciudad central cubana de Guaimaro, a 400 kilómetros al este de La Habana.
Si bien la visita de tres días del Papa Benedicto XVI a Cuba la semana pasada puso de relieve lo que se considera una mejora de las relaciones entre la iglesia y el estado, en los años transcurridos desde que el Papa Juan Pablo II hizo su viaje a Cuba en 1998, una visita a las parroquias rurales de Cuba muestra los límites de ese acercamiento.

El gobierno aún no permite que los católicos construyan iglesias. Sólo se permite la restauración de las iglesias que son anteriores a la revolución de 1959. Hay nuevos hoteles, pero, en la mayoría de las ciudades de todo el país los edificios, en general, son anteriores a la revolución o se construyeron antes del colapso de la Unión Soviética, la benefactora económica de Cuba. Las iglesias en el interior del país están en gran parte en el mismo estado de deterioro que el resto de los edificios de Cuba.

En la iglesia de Reyes, el techo ha sido reparado, pero muchas de las ventanas en forma de cruz, cortadas delicadamente en el ladrillo para obtener ventilación, ya no tienen coberturas contra tormentas. Ahora son sólo espacios abiertos a través de los cuales fluye el agua cuando llueve. Las aves y los insectos entran libremente.

Reyes espera que el viaje de Benedicto XVI permita que se construyan nuevas iglesias en Cuba, y que él pueda difundir el mensaje de la iglesia en una escala más amplia. Pero no se hace grandes ilusiones. “La iglesia puede enseñar lo que quiera enseñar, pero dentro de la iglesia”, dijo, e indicó que sin nuevas iglesias, la tarea se hace mucho más difícil.
Con la escasez de sacerdotes en Cuba, Reyes, de 44 años, se ocupa de varias ciudades en un área con una población de alrededor de 47,000 personas. Hay una o dos iglesias viejas donde puede celebrar servicios, y donde los voluntarios pueden hacer obras de caridad, como suministrar desayunos a los ancianos. Pero en la mayoría de las ciudades Reyes celebra la misa en la casa de alguien.

A menudo, dice, es el único lugar que también tiene un televisor y un reproductor de DVD. Reyes llega a veces y se encuentra que hay un amplio gentío viendo una película.
“Si trato de dar la misa, eso significa que tendrán que detener la película., y odiarán al sacerdote”, dijo Reyes.
“Si yo tuviera una pequeña iglesia, se pondría fin a eso”.
El Rev. José Santana puede comprender eso. Es un colombiano de fuera de Bogotá que ha dirigido una pequeña iglesia católica durante los últimos dos años en las afueras de Pinar del Río, una ciudad de tamaño mediano a un par de horas al oeste de La Habana. Al llegar, se enteró de que tendría que ocuparse de comunidades en el campo, pero sin una iglesia donde los fieles puedan reunirse.
“Es distinto, porque no es un lugar neutral”, dijo de las casas en las que se ofrece la misa. “El lugar es pequeño, no hay silencio (para la reflexión). La gente se distrae. El vecino toca música, o están hablando”.
¿Cambiará esto después de la muerte de Fidel Castro, de 85 años, o de su hermano Raúl, que cumplirá 81 en junio?
“Esa es la pregunta del millón de dólares”, dijo Alfredo, de 47 años, un Testigo de Jehová de La Habana que practicó su fe clandestinamente durante la mayor parte de su vida, pero que ahora es más abierto al público acerca de sus creencias.

Read more here: http://www.elnuevoherald.com/2012/04/03/v-print/1169844/penurias-de-la-iglesia-en-el-interior.html#storylink=cpy

lunes, 2 de abril de 2012

IGLESIA CUBANA: No todo está perdido


MIAMI|2 de abril de 2012

Mi prima Delia Cuervo compartió conmigo este alentador artículo y yo lo he querido compartir con ustedes. Ella me lo envió por email y lo encabezó con el siguiente texto: <<No todo está perdido>>.



Iglesia cubana realiza labor de hormiga 

 mwhitefield@miamiherald.com
MIMI WHITEFIELD

Santiago de Cuba -- Los sábados por la noche, el mobiliario de la sala de un apartamento en un tercer piso es empujado hacia el fondo de la habitación, y se sacan bancos, una mesa que sirve de altar y un gran crucifijo. El sacerdote está al llegar.

Debido a que el Distrito José Martí, el enorme complejo de viviendas al estilo soviético donde está situado el apartamento, fue construido después de la revolución — Cuba era todavía un estado ateo — a nadie se le ocurrió dejar espacio para una iglesia que diera servicio a los miles de residentes del lugar.

Pero, como parte del programa Casa de Misión de la Iglesia Católica, Reinaldo Sang Sarabia ha estado invitando a amigos y vecinos a su casa durante casi 10 años para asistir a misa, clases de catecismo y otros eventos religiosos. 

En este país que fue oficialmente ateo desde 1962 hasta 1992 y que expulsó a sacerdotes a principios de los años ’60, hay una gran escasez de iglesias y de sacerdotes. Un seminario que abrió el año pasado, uno de los frutos de una mayor apertura hacia la Iglesia que comenzó después de la visita de Juan Pablo II en 1998, será una ayuda.

Pero en un país con más de 11 millones de habitantes hay solamente 300 sacerdotes.

“Alrededor de la mitad de ellos son como yo, de afuera”, dice Luis del Castillo, obispo retirado de 77 años, oriundo de Uruguay. Cuando llegó a la edad de retiro obligatorio de 75 años para los obispos de su país, decidió venir a Cuba donde es ahora el sacerdote de la parroquia de la Sagrada Familia.

Pero, lo mismo que muchos sacerdotes que dicen la misa en sus propias parroquias el domingo, él pasa el resto de la semana viajando, escuchando confesiones y ejerciendo su ministerio en algunas de las 70 casas de misión en Santiago.

Monjas y laicos también están activos en el programa, que trata de brindar al menos una experiencia religiosa a la semana a comunidades que carecen de iglesias.

Es este tipo de actividad de base lo que permite a la Iglesia Católica propagar la fe en un país donde los creyentes religiosos eran perseguidos y la Navidad era un día de trabajo como otro cualquiera.

El gobierno dio a los trabajadores la semana pasada tiempo de trabajo pagado para que asistieran a las misas del Papa Benedicto XVI, cuya visita de tres días a Cuba terminó el miércoles. Y el Papa tomó nota de las casas de misión.

“No puedo dejar de mencionar a las muchas personas y sus familiares que desean vivir profundamente el Evangelio en sus hogares y ofrecen sus hogares como centros de misión para la celebración de la misa”, dijo.

La cantidad exacta de católicos que hay en Cuba es una cuestión a debatir, pero la cifra de católicos practicantes es baja en comparación con los que han sido bautizados. “Nosotros no nos preocupamos por las cifras. Ese es el territorio de Dios”, dice el arzobispo de Santiago Dionisio García Ibáñez.

En el apartamento de Sang, una extensión eléctrica con un bombillo en el extremo fue colgada en la oscura caja de la escalera para iluminar el camino a la misa. Las personas, en su mayoría mujeres y niños, han empezado a entrar y buscar asiento. Del Castillo empieza a confesar en otra habitación.


“Yo estoy retirado, así que tengo más tiempo para dedicarme a esto”, dijo Sang, quien es conocido cariñosamente como Papi Sang.
Un retrato del Papa Benedicto XVI cuelga en la ventana de su apartamento y es visible desde la calle. Esos afiches son un artículo codiciado.

“Mucha gente me ha preguntado por los afiches, pero dicen que quieren colgarlos adentro de sus casas, porque si los ponen en la puerta alguien se los roba”, dijo el padre Gustavo Cuñil.

Para ser una misa oficiada en un apartamento, es asombrosamente completa. Hay dos monaguillos, y sacan un teclado para acompañar los himnos. Unas 60 personas se amontonan en la sala.

“La iglesia no puede crecer más porque no hay más espacio”, bromea una mujer.

“Estamos viviendo un momento histórico en nuestra comunidad”, dice Cuñil a los fieles antes de la visita de Benedicto. “Creo que el Papa Benedicto nos está llamando a la reconciliación y a la paz. Somos un pueblo dividido por muchas cosas, por la ideología, por la economía, divididos por la política, divididos por la religión”.
Aunque él dice que algunas personas se sentían escépticas con respecto a la visita del Papa, dijo que el pontífice vino “para permitirnos que sintamos que Dios está dentro de nosotros”.

Eso es exactamente lo que un joven sacerdote y dos monjas — una de la India y la otra de Haití, miembros de la orden de la Madre Teresa de Calcuta, las Misioneras de la Caridad — estaban tratando de hacer esa mañana en Los Cocos, una comunidad en las afueras de Santiago.

Es un pobre asentamiento de calles de tierra y casas hechas de tablas rústicas y separadas entre sí por cercas de cactus, que tampoco cuenta con un edificio para su iglesia.

Pero sí tiene un pabellón abierto con techo de guano en que el padre Eliosbel Pereira, quien fuera ordenado el 27 de diciembre, viene a decir misa.

A la llegada del jeep en que vienen las dos monjas, en sus hábitos tradicionales azules y blancos, un grupo de niños viene corriendo a cargar las bolsas de paja de las hermanas y acompañarlas a su casa de misión, conocida como Nuestra Señora del Rosario.


Pereira, quien viste jeans y una gorra de béisbol, se pone rápidamente un alba blanca y la estola morada de la Cuaresma y comienza la misa.

Hay 33 personas presentes — ocho mujeres, dos hombres y 23 niños — y así sucede a menudo en las mismas celebradas durante el día laboral. Para tener una mayor participación de los hombres, los sacerdotes tratan de programar algunos eventos para después de las 6 de la tarde.

“Todo nace en la nueva creación”, cantan las mujeres, siguiendo la ceremonia en misales forrados con hojas de almanaques viejos.