jueves, 8 de marzo de 2012

El Papa que vendrá


Sonia Jiménez Berrios

Departamento de Estudios Sociorreligiosos, CIPS

Por primera vez –antes irá a México—el también jefe de Estado del Vaticano estará en dos países de habla hispana de América Latina –con antelación había participado en la reunión de la Conferencia Episcopal Latinoamericana (CELAM), realizada en Aparecida, Brasil (2007)--, región donde aún los católicos constituyen una fuerza importante, a pesar de cierta merma de membresía por factores que atraviesa la iglesia, desde crisis institucionales, pérdida de credibilidad, hasta la influencia incuestionable de nuevos movimientos religiosos.

Para los cubanos el sucesor de Pedro no resulta totalmente desconocido, pero, con excepción de los católicos más fervientes, su figura y trayectoria religiosas no van más allá de saber la jerarquía que ocupa, que es alemán y no tiene el carisma y el impacto mediático de su antecesor Juan Pablo II.

¿Quién es Joseph Ratzinger, el actual papa Benedicto XVI? Nacido en Marktl am Inn en 1927, estudió filosofía y teología en la Universidad de Munich y fue ordenado sacerdote en 1951. Después de ejercer la docencia durante 12 años, en 1962 llega a Roma para ejercer las funciones de consejero teológico del cardenal Frings en el Concilio Vaticano II. En 1977 es nombrado cardenal y, cuatro años más tarde, designado por Juan Pablo II prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, encargada de vigilar la ortodoxia de la doctrina católica.

Se le atribuye a Ratzinger, entre sus prioridades al frente de la Congregación, proscribir y destruir el movimiento cristiano de liberación surgido en América Latina, así como la Teología de la Liberación, de Gustavo Gutiérrez, por entender que se caracterizaba por una extrema ambigüedad, no obstante reconocer la proclividad de los católicos del continente a esta.

Lo que el ala conservadora de la Iglesia no podía aceptar de la Teología de la Liberación era la interpretación marxista de la sociedad y, por consiguiente, el predominio de la ortopraxis sobre la ortodoxia. Para una buena parte de la curia, utilizar el análisis marxista de la sociedad conllevaba la pérdida de la fe.

Años después de ser designado Prefecto, Ratzinger declaró en una entrevista de prensa (La República)1: “El actual laicismo, que pretende excluir a Dios de la sociedad, es autodestructivo”, y en noviembre de 2002 en la nota doctrinal “Sobre algunas cuestiones relativas al compromiso y la conducta de los católicos en la vida política”, llamaba a los legisladores a formular leyes que no prescindan de los principios de la ética natural.

El antiguo Prefecto fue uno de los colaboradores más estrechos de Juan Pablo II,  así como notable político al servicio del Sumo Pontífice en sus filias y sus fobias, identificado plenamente con este en su conservadurismo teológico y para reposicionar a la Iglesia Católica en el escenario político religioso actual, romanocentrista y con un profundo conocimiento de los intríngulis de la Curia Romana.

Elegido Papa en el segundo día del primer cónclave del siglo XXI (19 de abril de 2005), el acontecimiento generó una multiplicidad de repercusiones. Se decía entonces que había sido electo a alguien que iba en contra de la modernidad, que no ofrecía respuestas adecuadas al cambio cultural y social que experimenta el mundo, y en el caso particular de América Latina, se advertía que la Iglesia Católica enfrentaría pronto un grave problema, debido al fortalecimiento muy significativo de las opciones religiosas no católicas que podían acentuarse ante la rigidez del catolicismo.

En contraposición, las reacciones de la Iglesia cubana, a través de su Cardenal, el vocero de la COCC y Monseñor Carlos Manuel de Céspedes convergieron en resaltar "la elección de un hombre culto, que combina la inteligencia con la bondad y la humildad"; "será el pastor de gran comprensión y compasión que necesita el mundo de antagonismo y carente de justicia social en el que vivimos". Como "apasionado buscador de la verdad tendrá un proyecto conciliador que prestará a la humanidad el valioso servicio de aclarar y definir, de referencia ética y humana, además de mantener el timón de la barca de Pedro". "Sus años como guardián de la fe y la ortodoxia fueron una tarea ingrata (...) las cosas cambiarán porque una vez Papa ya no va a tener que estar vigilando constantemente la ortodoxia".

Existe consenso en señalar que, con el nombramiento de Ratzinger al frente del catolicismo, la Iglesia apostó a fortalecer la imagen poderosa que le da identidad institucional.
Lo cierto es que Benedicto XVI comenzó su mandato con dos pesadas cargas sobre sí: la imagen de Juan Pablo II, carismático, efusivo, espectacular, a quien acompañó un aura de martirio prácticamente desde los inicios de su Pontificado, y la propia, como cardenal Ratzinger, llamado enemigo de la modernidad y calificado de intransigente.

Por otra parte, ese proyecto de “referencia ética y humana”, al cual hacía referencia la Iglesia local (recordar que la Iglesia se autovalora como “maestra en moral”) está presente en los mensajes por las jornadas mundiales de la paz, en los cuales pone en evidencia, denuncia y ofrece fórmulas de solución, por supuesto, desde su mirada cristiano centrista, a los difíciles problemas que hoy enfrenta nuestra especie.

En dichos mensajes resalta algo incuestionable, “en una guerra nuclear no habría vencedores, sino solo víctimas”; aboga por el desarme como una valiente opción, cuyos primeros beneficiarios serán los países pobres, que “después de tantas promesas, reclaman justamente la realización concreta del derecho al desarrollo” y solicita la renovación institucional y operativa de la ONU, que la haga capaz de responder a las nuevas exigencias de la época actual, caracterizada por el fenómeno difuso de la globalización”.2

Subraya, también, la existencia de “muchas desigualdades injustas” en el origen de las frecuentes tensiones que amenazan la paz, entre ellas, “las desigualdades en el acceso a bienes esenciales como la comida, el agua, la casa o la salud”, así como “las persistentes desigualdades entre hombre y mujer en el ejercicio de los derechos humanos fundamentales”.3

La destrucción del medio ambiente (“fruto de un concepto inhumano de desarrollo”), la guerra (“siempre un fracaso para la comunidad internacional y una gran pérdida para la humanidad”), la desmilitarización, sobre todo en el campo de las armas nucleares, el combate a la pobreza; la relación entre desarme y desarrollo, la responsabilidad histórica de los países industrializados en la crisis ecológica4 constituyen otras dimensiones problemicas de la contemporaneidad, motivos de reflexión  del Papa.

Al margen de las diferentes perspectivas con que pudieran encararse los asuntos antes expuesto por el Vaticano y Cuba, existen patrones de concordancia en cuanto a la prioridad que deben tener en el mundo ese y otros temas generadores de asimetrías y conflictos en la actualidad.
Quizá, en su visita a nuestra Patria, el Sumo Pontífice asuma alguna de estas cuestiones en sus homilías y encuentros con las autoridades gubernamentales y reafirme la posición del Vaticano contra el bloqueo estadounidense a la Isla.

El respaldo de Benedicto XVI a la iglesia nacional en sus demandas de obtener mayores espacios sociales para su labor evangelizadora y las constantes políticas en contra del aborto, el matrimonio de parejas del mismo sexo, la eutanasia, así como subrayar el papel de la familia y la religión en la formación de la juventud y la necesidad de libertad religiosa y respeto a los derechos humanos, posiblemente sean también contenidos de sus discursos.

En cuanto a las expectativas que concitan la visita del Papa, desde el punto de vista mediático, hasta la fecha, las repercusiones no alcanzan la dimensión de 1998 cuando vino Juan Pablo II, aunque puede decirse que las mismas abarcan un abanico que va desde que Benedicto XVI concluirá lo que no pudo finalizar Karol Wojtyla (el cambio de sistema político en el país) hasta su aporte a la reconciliación de todos los cubanos y el incremento de la fe religiosa. 

Citas

1- Martínez García, Carlo: Ratzinger: continuidad conservadora. 
La Jornada digital, México, 2005.
2 -Citas tomadas del Mensaje de Benedicto XVI para la XXXIX Jornada Mundial de la Paz (1 de enero de 2006)
3- Citas tomadas del Mensaje de Benedicto XVI para la XL Jornada Mundial de la Paz (1 de enero de 2007)           
4- Tomado de los Mensajes a las XLI, XLII y XLIII jornadas mundiales por la paz (del 2008 al 2010)
  
Bibliografía

-Barranco, Bernardo V. (2006) Ratzinger: el rigor sin carisma. La Jornada, 12 septiembre. http://www.lajornada.unam.mx
-Betto, Frei (2005) De vuelta al pasado ALAI-Amlatina, 21 de abril.
-Carlos Manuel de Céspedes (2005) Declaraciones a Encuentro en la red. Diario independiente de asuntos cubanos, 22 de abril.
-Houtart, Francois (2005) Los pontificados de Juan Pablo II y de Benedicto XVI frente a América Latina.Nueva Sociedad, número 198.
-Jaime Ortega Saavedra (2005) Homilía del Cardenal Jaime Ortega con motivo del inicio del papado de Benedicto XVI, citada por EFE, 30 de abril
-Masferrer Kan, Elio (2005) Ratzinger, mucho más ortodoxo que Juan Pablo II. Entrevista para La Jornada, México, DF. http://www.lajornada.unam.mx
-Otero, Lisandro (2005) Mismo rumbo en el Vaticano. Rebelión. http://www.rebelion.org
-Ratzinger, Joseph ( 2005-2012) Mensajes por las jornadas mundiales por la pazVaticano
-Rodríguez, Gabriela (2005) Ratzinger vs el mundo. La Jornada, 29 de abril. http://www.lajornada.unam.mx

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